El inteligente
El inteligente necesita una persona que la complemente o que mínimamente no le reste, por lo que, si su pareja va en contra de sus ideas, su forma de ser y hacer, está claro que solo le aporta un chute emocional que solo rellena algún tipo de vació existencial. En estos casos, el control de la relación lo suele tener la persona no superdotada, y le es muy difícil soltar este poder, restablecer la pareja, o dejar ir a la persona superdotada…
El inteligente se implica en sus relaciones (a su manera), puesto que es intenso emocional e intelectualmente, y no le es indiferente las situaciones y vivencias compartidas que se dan en la vida en pareja, lo cual le afecta de manera considerable si se dan con regularidad. El inteligente tiene la capacidad de motivar o desmotivar a su pareja mediante el solo uso de la palabra, puesto que conocen aquello esencial (anhelos, miedos y forma de funcionar en general) de su pareja, aquello que los refuerza o que los daña.
Si la ignorancia da la felicidad, ¿es la inteligencia sinónimo de tristeza? La opinión general parece decir que sí.
Pasé meses pensando en darle respuesta a esta interrogante. Generalmente, cuando la mayoría de personas con “su saber” afirman una respuesta, esta se considera correcta. Dado esto, me pregunté ¿Realmente esto es así?, ¿Existe la relación entre inteligencia y tristeza?
Con esto no trato de discernir la cuestión de una vez por todas: Tan solo dar un punto de vista objetivo, teniendo como base la psicología y por otra parte, la filosofía.
Primero hay que entender, que ser “más listo” no está para nada relacionado con la buena toma de decisiones, considero que toda persona es afectada en algún punto, por ejemplo con un recuerdo, un trauma, una ideología, etc. En mi caso, mi punto débil es la soledad. He pasado años tratando de llenar el vacío siendo para nada lógico, dejándome llevar por un “instinto” tan natural como los sentimientos.
El hecho de mirar a la vida como un juego de ajedrez, me ha convertido en un completo apático, siendo capaz de decir cosas en momentos equivocados o incluso herir a la gente por la que siento algún tipo de cariño/aprecio. Ser objetivo en cualquier tipo de situación y comportándome de forma indiferente frente a cualquier hecho, me ha ayudado, pero también ha llegado a hacerme sentir inútil emocionalmente. Siendo incapaz de ayudar a alguien más o a mí mismo, por lo que recurro a otros.
Cuando llegas a conocer a alguien, la inteligencia te da la capacidad de motivar y desmotivar a alguien mediante el mero uso de la palabra, ya que conoces aquello esencial (anhelos, miedos y forma de funcionar en general), aquello que los refuerza o que los daña. De forma resumida, la inteligencia nos da la capacidad de hacer daño.